Sili[k] ... escupe con el alma

Mi corazón supura infección, infección de amor y de su pérdida.

Tuesday, January 03, 2006

Atlas

Cientos de volcanes salados han sido necesarios hasta configurar esta especie de paisaje lunar por el que te he invitado a caminar. De cada convulsión en las entrañas de esta tierra emergieron aguas ácidas y piedras incandescentes que fueron tallando esas rutas sinuosas en las que te perdías, en las que la luz se filtraba con un color que era capaz de colarse en tus sueños.
Pude sentir el miedo de tus ojos al mirar mis laderas.El miedo de quien no sabe lo que puede esconderse tras ellas. Y por eso, convulsioné de nuevo todo lo que fue necesario, para que quedasen a tu vista los secretos que, de lo contrario, habrían seguido siéndolo durante miles de años.
Llegué a trazar un atlas bien claro, no solo de las laderas, sino también de aquel acantilado, de ésa montaña escarpada que puedes contemplar a lo lejos y que me decías que te asustaba.
Todo fue escrito, contraviniendo a la propia naturaleza, para tratar de poner ante tus ojos el camino que creías perdido. Incluso, aprendí a llover sin estridencia para no arramblar con la tierra y permitir así que naciesen pequeñas flores silvestres con las que informarte de que, con algo de paciencia, tus pies terminarían pisando mullida hierba.
Sin embargo, debí de haberme percatado de que no hay mapas, por detallada que sea su escala, por bien marcado que esté el itinerario, que sirvan para convertir a quien nunca tuvo alma de viajero. No te puedo culpar. Los hay que se conforman con ver atardecer siempre desde el mismo lugar, los hay convencidos de que si se mueven, el sol, en venganza, no volverá.
Me quedo tranquila. Llegará un verano en que tanto quemará el astro, que necesitarás emigrar. Recordarás aquel mapa y querrás recuperarlo. No sé entonces si aún estará.