Líneas
Asumo el riesgo, el del perder lo que ya no tengo, el de pagar con jirones de músculo, del de siempre, del que late. De día y de noche. Por ti, porque sí, porque quiere, a ti.
Me tienta, cuando la ventisca helada roza mis ojos y los petrifica para que no puedan llorar, volar al clima cálido, al cómodo y seguro. Susurra y entre sueños le respondo tímidamente, hasta que tú me despiertas, sin saberlo, con tal violencia, con tal ardor, que soy incapaz de concebir los días sin este sol que me quema, que descama mi piel y la deja a merced del viento que levanta el rastro de tu marcha.
Adiós, me dices. Un beso. Y añades: esto no ha significado nada. Arena, calor, sudor y agua, pero no hay playa. ¿Dónde está la frontera entre utopía y esperanza? ¿Y entre resistencia y humillación? ¿Existen realmente esas líneas de separación? Puede que no existan, o puede que sean infinitas. En ambos casos, el resultado viene a ser el mismo, caminar por un lugar presunto o por uno que nunca termina, que me agota, que me aja y que me roba el poco aliento que tenía.
Me tienta, cuando la ventisca helada roza mis ojos y los petrifica para que no puedan llorar, volar al clima cálido, al cómodo y seguro. Susurra y entre sueños le respondo tímidamente, hasta que tú me despiertas, sin saberlo, con tal violencia, con tal ardor, que soy incapaz de concebir los días sin este sol que me quema, que descama mi piel y la deja a merced del viento que levanta el rastro de tu marcha.
Adiós, me dices. Un beso. Y añades: esto no ha significado nada. Arena, calor, sudor y agua, pero no hay playa. ¿Dónde está la frontera entre utopía y esperanza? ¿Y entre resistencia y humillación? ¿Existen realmente esas líneas de separación? Puede que no existan, o puede que sean infinitas. En ambos casos, el resultado viene a ser el mismo, caminar por un lugar presunto o por uno que nunca termina, que me agota, que me aja y que me roba el poco aliento que tenía.
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